martes, 27 de noviembre de 2012

Recordando las cocinas guerrilleras. Jueves, 06 Septiembre 2012


Remembranzas de la guerra civil. anécdota de un ex-guerrillero.

Por Mauricio Tejada

SAN SALVADOR - Confieso que al recordar a l@s>compas de las cocinas, me da alegría pero también tristeza; pues hay vari@s> que no están con nosotros. El trabajo era muy duro, desde el amanecer hasta el anochecer y no recuerdo haber escuchado alguna queja. En días normales ell@s> descansaban toda la noche y la seguridad quedaba a cargo de otras unidades. Para el resto de la tropa incluyendo al jefe era deber turnarse para ayudar en la cocina, obras de ingeniería y otras tareas.

Cada uno teníamos que dar lo mejor. Recuerdo cuando en El Jícaro, Chalatenango. murió en plena faena (aunque se le trató de revivir) la querida esposa del compa Moisés. Fue doloroso para todos; pero más para él con sus hijos Javiercito y Toño. Se le veló con su guardia de honor y enterró como toda heroína, era lo menos que podíamos hacer por ella...

El encanto de La Laguna Seca. Sábado, 06 Octubre 2012

Laguna Seca floreció días tras operación enemiga en La Montañona en Octubre de 1981
Por Armando Salazar 

SAN SALVADOR - Fue esencialmente una comuna. La empujada materialización del idealismo de las relaciones humanas, con sus pobrezas materiales, pero teníamos agua, braseros, sol y viento de sobra. Alguna cosecha, caminos de piedras que rodeaban su iglesia roída por la represión. En La Laguna Seca se escribió y se selló un pacto indisoluble entre los jornaleros y su fuerza política acicalando la gestación de su propia y modesta guerrilla. Su fortaleza no eran las armas ni el protector cerro El Talzate, sino los místicos huevos morales de toparse con la bestia enemiga. No ha existido otra explicación.

La Laguna Seca, que le decimos, fue una especie de aldea espiritual, surgida de sus adobes y calles, sus manantiales, de habitantes de bien, sencillos, honestos, con ropas casi llegando a su humanidad, produciendo alimentos, sus manos en trabajos artesanales y preparándose a conciencia para la continuidad de la vida, que era una guerra por conocer.


Paradójicamente, La Laguna Seca floreció pocos días después de la fantasmal operación enemiga sobre La Montañona en Octubre de 1981. Roto el cerco militar el 5 de octubre, mujeres, niños, ancianos y guerrilleros asomaron a El Conacaste: exhaustos, sin probar bocado por días, calados en sus cuerpos por la lluvia intensa de agua, morteros y con los pies destrozados por llagas a sangre viva.

El encanto de La Laguna Seca (II). Lunes, 15 Octubre 2012


Remembranzas de la que era considerada "La Meca" de las FPL en 1981 
Por Armando Salazar

SAN SALVADOR - A finales de 1981, La Laguna Seca fue la metrópoli nacional de las FPL: la cuna de una buena concentración de fuerza guerrillera, de cuadros del partido y la identidad de una población dolorosamente pasada por hambre, atropellos y masacres.

Una buena posición geográfica protegida, con abundante agua y un impresionante paisaje con su pecho frente al río Sumpul. Con algunas nostalgias, después de la primera reunión de corresponsales de guerra de La Farabundo, pronto tuvimos que marchar para iniciar transmisiones a La Montañona.

A finales de marzo del 82, las tropas del gobierno iniciaron un nuevo operativo en Chalatenango: buscaban a las unidades guerrilleras que habían asaltado las posiciones militares de San Fernando y Nueva Trinidad y legalizar la guerra contrainsurgente con las primeras elecciones.

La Farabundo, que tenía dos meses de transmitir, se erigió como objetivo militar y se vio obligada a dejar apresuradamente La Montañona. Todo el personal del campamento cruzó la calle hacia el cerro El Limón bajo un incesante paso de helicópteros que desembarcaban tropas en Las Vueltas. El paso por La Laguna Seca solo fue para descargar un rato las

Justo Mejía: los niños tendrán el pan nuestro de cada día. Miércoles, 14 Noviembre 2012


Homenaje al mártir y organizador campesino, asesinado por la GN hace 35 años   
Por Armando Salazar

Acérquese compañero
A reclamar su salario
Porque es lo que exigimos
Todos los revolucionarios
Nosotros lo que exigimos
Salario de 11 colones
Y también lo que exigimos
Arroz, tortilla y frijoles…

SAN SALVADOR - Estos eran los versos de las canciones campesinas que cantaba Justo Mejía. Un chalateco, “come-bofe”, como les decían a los jornaleros y campesinos que llegaban con sus pedazos de pulmón de res, para aliviar la comida en las cortas de café. En las fincas, los terratenientes daban algunas chengas a los apuntados, pero no a los agregados, a quienes tampoco les pagaban el “séptimo”. En los peroles no pocas veces se mezclaban los frijoles con cucarachas, ratas, babosas y otras cosas.

Las ráfagas de viento se ensañaban en miles de jornaleros provistos solo de plásticos, apuñados y apilados en las veredas, calles o galerones de las fincas.

Corría el año de 1974 y Justo Mejía fue fundador de la Unión de Trabajadores del Campo, UTC, en Chalatenango, junto a Toño Morales, Facundo Guardado, Carlos Guardado y Santos Martínez, a quienes poco después se les une Ovidio López (Carabina), Amado Valle, Carmen Tobar y Neto Menjívar. La UTC se une a FECCAS y posteriormente se forma la Federación de Trabajadores del Campo, FTC, cuyo secretario general llegó a ser Apolinario Serrano (Polín).

El pasado 9 de noviembre, en Las Vueltas, Chalatenango, la municipalidad dirigida por la alcaldesa Rosa Cándida Alas, declaró la fecha como el día de “Los Mártires de Las Vueltas”. Hace 35 años, un 9 de noviembre, Justo Mejía, dirigente de la pobrería chalateca, fue capturado y asesinado al norte de Dulce Nombre de María por la Guardia Nacional en 1977. Es una imborrable cicatriz de un cuarto de siglo.

A Lupita, quien fuera su esposa, el alma se le atragantaba en la garganta frente a los presentes: mi esposo, un día antes, andaba en Dulce Nombre de María invitando para la primera toma del Ministerio de Trabajo. Se vino a las 6 de la mañana del lugar de donde estaba y salió para el centro de Dulce Nombre de María y allí se encontró con la guardia Nacional. Allí lo capturaron.

La Guardia Nacional lo traía y llevaba en un carro en Dulce Nombre. Testigos relataron que los verdugos ya le habían arrancado las uñas con las boquillas de los fusiles G-3. Justo, golpeado, sangraba… mientras los guardias lo mostraban amenazantemente a la población.