JUEVES, 19 ENERO 2012
Remembranzas de la guerra civil, el arte de una radio insurgente
Por Armando Salazar (*)
SAM SALVADOR - El Roble fue el “seudónimo” de La Farabundo, cuando nació en
Chalatenango transmitiendo en 40 metros de onda corta, en La Montañona, un 22
de Enero de 1982. Hace 30 años su nacimiento fue acogido por pinos y robles.
Nació como un instrumento de información y propaganda de un proyecto social
rebelde y alzó sus antenas insurgentes en territorios de la pobrería.
Radio Farabundo Martí tuvo su cordón umbilical con Radio Liberación, la
primera radio de las FPL puesta en función unitaria del FMLN (Diciembre 1980 –
Enero 81), que transmitió fugazmente información de la ofensiva general de
Enero de 1981, desde Costa Rica.
Todos los cálculos de la izquierda revolucionaria
era que el derrocamiento de la dictadura sería en semanas o meses y, esa radio haría su trabajo temporal quizá como Radio Sandino, durante la ofensiva insurreccional que derrocó a Somoza. Pero el asunto de la guerra se prolongó y entonces, la práctica indicó que habría que pensar en experiencias como Radio Rebelde cubana, en la Sierra Maestra y la infatigable imagen del Che.
era que el derrocamiento de la dictadura sería en semanas o meses y, esa radio haría su trabajo temporal quizá como Radio Sandino, durante la ofensiva insurreccional que derrocó a Somoza. Pero el asunto de la guerra se prolongó y entonces, la práctica indicó que habría que pensar en experiencias como Radio Rebelde cubana, en la Sierra Maestra y la infatigable imagen del Che.
Como hormigas clandestinas, los integrantes y los equipos fuimos
llegando a La Laguna Seca y a El Jícaro, a finales de Octubre y Noviembre de
1981, días después del odioso operativo militar enemigo sobre La Montañona. En
La Laguna Seca, la gente aún se recuperaba de sus lacerados pies. Eran
historias fantasmales.
Los primeros intentos de la radio sucumbieron en 1981 cuando se estaba
en la estrategia de construir los primeros pasos de los frentes de guerra. Pero
la radio logró pararse en el marco del nuevo período donde las fuerzas
guerrilleras expulsaron a las posiciones militares, principalmente de las zonas
de retaguardia.
La radio fue un instrumento de lucha producto de la tamizada
organización del pueblo. Varios de sus integrantes, fuimos testigos en proceso
de las bombas a los periódicos La Crónica del Pueblo, El Independiente, ataques
al Socorro Jurídico, el asesinato de periodistas, así como las bombas a la
YSAX, la imprenta de la UCA, el asesinato de los dirigentes del FDR y otros
atentados y asesinatos, muchos de ellos dirigidos por ANSESAL, jefeados por
D’Aubuisson y su tenebroso aparato.
El disenso, la crítica de prensa fue objeto de ametrallamientos,
secuestro, tortura, desaparición y asesinato. No había “libertad de expresión”.
El gran medio de comunicación eran los sectores populares organizados y
movilizados, que se comunicaban directa y secretamente de forma masiva y
conspiraban contra el gobierno militar y sus patrones. Los comandos urbanos
tomaban emisoras comerciales (a veces en operaciones masivas) para colocar
casetes con mensajes.
En la coyuntura revolucionaria y, en honor a la verdad, la radiodifusión
insurgente propia surgió en la marcha del 22 de Enero de 1980, con la
“Radio Revolucionaria del Pueblo”, que transmitió en AM en un esfuerzo del ERP.
Pocos días después Monseñor Romero, una fuerte voz de los oprimidos, fue
asesinado. Después de ello, muchos buscaron exilio o refugio. Otros, el monte.
En el 81 surgió la Venceremos y también en honor a los registros
históricos de nuestro país, la Venceremos transmitió por muchos períodos en
Nicaragua. Hay que decir que La Farabundo nunca salió del país y fueron los
operativos militares lo que le obligaban a salir del aire.
Pese a ello, junto a la Venceremos, realizamos un papel estratégico para
difundir una lucha popular valerosa sin precedentes en América Latina contra
una maquinaria militar y con un tren logístico gringo de armas y helicópteros,
que se constituyó en el principal factor moral y material de ese ejército
títere. De lo contrario, el régimen no hubiera tenido ningún sostén nacional o
internacional.
Paradójicamente la labor periodística y de información tuvo cierto
desarrollo precisamente porque hubo una guerra, donde población organizada y,
después armada, puso su pecho sin andar con tantos titubeos para difundir su
verdad. Había otro poder que la dictadura “respetaba” y los tiros ya no solo
salían de los cuarteles.
Los pocos noticieros existentes, difundían la mayoría de veces por complacencia,
complicidad o amenazas las versiones del COPREFA militar. Los medios del
Estado, estuvieron supeditados a la misma orden, en inescrupulosas campañas de
guerra sicológica contra la población.
La pelea por la información y la opinión sobre los hechos políticos,
militares, incluso internacionales, era diaria. El gobierno puso potentes
señales de interferencia para anular la información y el mensaje de las radios
(práctica que quedó registrada y eliminada en los acuerdos de paz).
Sin embargo, la información fluía. Para burlar la interferencia, La
Farabundo tuvo un equipo de apoyo en el exterior y San Salvador que
monitoreaban la radio y reproducía información. La prensa extranjera, retomaba
algunas informaciones y opiniones, porque según las versiones militares, los
“delincuentes terroristas” (así nos decían) estábamos languideciendo, a punto
de desaparecer, versiones insostenibles políticamente en la “opinión pública”
en noviembre de 1989.
La radio levantó repetidoras en FM en San Vicente, Cinquera y el cerro
de Guazapa, que fueron inestables por situaciones operativas. También creó una
red de corresponsales en todos los frentes de guerra.
Durante la Ofensiva de 1989, la radio se desplazó hacia el Cerro de
Guazapa con una estación FM (mientras sostenía la onda corta en Chalate) y
lanzó corresponsales hacia las líneas de fuego. Incluso, hubo compañeros que
transmitieron desde motocicletas en medio de los combates frente a tropas del
Atlacatl.
Poco después de la ofensiva, se cerraron las plantas de onda corta en
Chalatenango y comenzamos a transmitir únicamente en FM, desde dos estaciones
alternas: una en La Montañona y otra, en La Cañada de Arcatao. Las emisiones en
FM (un experimento que iniciamos en el cerro El Talzate en 1984), nos permitió estabilizar
la información y la opinión hacia nuestros oyentes, sectores políticos y a la
misma prensa nacional e internacional.
La Farabundo, aún cuando no se había firmado la paz, se instaló en el
cuartelito de la Guardia Nacional en San José Las Flores y desde allí
retransmitió en vivo la cobertura de la gran concentración popular el 16 de
Enero de 1992 frente a la Catedral.
Trasladadas las antenas “De la montaña a la ciudad”, hicimos un
ejercicio muy rico e interesante de volcar nuestros micrófonos y espacios a los
dolores y expectativas ciudadanas y a las coyunturas políticas, así como a la
vinculación con grupos artísticos, periodísticos y socio-culturales,
recuperando al aire muchas aspiraciones.
Producto de las negociaciones plasmadas en los acuerdos de paz, fueron
asignadas frecuencias a la Venceremos y a la Farabundo. Se constituyó
legalmente una empresa, pero el partido, en las disyuntivas de la inserción y
sostenimiento después de la guerra y la complicación en el cumplimiento de los
acuerdos de paz, se propició una corriente de opinión interna que con la venta
de espacios publicitarios, se podía sostener el presupuesto de operación del
medio de comunicación.
Fue un cálculo político equivocado, precisamente porque las agencias de
publicidad, tenían alianzas (naturales) político-empresariales o eran propiedad
de los que hoy siguen mantenido el monopolio de la comunicación masiva en el
país. Así, se fue desdibujando la proyección de vinculación con el pueblo y sus
demandas, con la ciudadanía, de su papel en el campo socio-político,
comunicacional y cultural.
Después, producto de discusiones condujo a decisiones de entregarle
legalmente las acciones mayoritarias de la empresa (y la asignación de
frecuencia YSFF 102.1 FM) a personas, que fueron representantes legislativos
que se desvincularon con el Frente y que finalmente lanzaron por la borda un
proyecto comunicacional al servicio de la lucha por los derechos y
transformaciones del país. Esta situación es aún hoy un usufructo ilegítimo,
aunque legal, según las pérfidas leyes actuales del sistema corrupto que
seguimos arrastrando. Sigue faltando honestidad.
Esas frecuencias en el espectro radioeléctrico, fueron ganadas y
legalizadas por una lucha, que hoy sus actuales accionistas mayoritarios, hacen
caso omiso. Es un asunto simbólico, como lo son los mosaicos de Catedral,
producto de intereses que prolongan el desprecio y sometimiento cultural.
Solo recordar que antes de obtener esa frecuencia nacional murieron
Benjamín Valiente (Juan Ángel), Pedro Mancía (José Roberto), Amadeo,
Norberto, Israel, Rubencito, Rogelio Godínez (Neco), Balta, Mireya,
Bernardino, Guayito, Tirso, Robertillo, Ana Eugenia Orlich (Raquel), María
Isabel Alas (Chabelita), Yolanda, Paula, Calisto y Julio Ama, los artesanos de
El Roble.
Nunca fue fácil hacer radio en esas condiciones materiales de guerra,
sujeto en cualquier momento al fuego de los obuses, de bombardeos, de
desembarcos helitransportados o barridos por hormigas “garreadoras”.
Hoy suele ser fácil hablar, preguntar, decir, escribir, opinar, tener
“fuentes” y pasar por ser “buena gente”, hacerse el “objetivo e independiente”
en los medios. Como decía Silvio: lejos de las bombas, junto al ropero y al
refrigerador. Créanlo, hoy es más fácil. Nunca fue fácil revertir la versión
procedente de los cuarteles.
Hoy el esfuerzo es democratizar el espectro radioeléctrico, crear más
voces, construir democracia, reconstruir nuestra identidad y trabajar también
por la memoria histórica, siempre manoseada por el poder. Si no, veamos el caso
de El Mozote o del Sumpul.
Los acuerdos de paz no alcanzaron a desmontar los monopolios mediáticos.
Pronto, por ejemplo, una recomendación de los Acuerdos sobre la contribución de
los medios a la reconciliación, fue abandonada sin rubor.
Las radios insurgentes dieron un aporte estratégico para desmontar el
militarismo y pelear por la libertad de expresión, de conciencia y de
organización que siempre se negó a puro culatazo y balazo. Ese es un legado a
la comunicación, al quehacer informativo y a los espacios públicos que hoy, después
de veinte años de firmado el silencio de los fusiles, siguen monopolizados por
el capital, la impunidad y las verdades a medias.
Yo, Juan Carlos, miembro fundador de la Radio Farabundo Martí. Hicimos muchísimos esfuerzos personales y familiares por que la Radio Farabundo fuese operativa. Al vivir la actual situación de la Pérdida del USO de esas Frecuencias, que deben estar en función de ¿para que se le Asignaron Legalmente al FMLN? (Actual Partido en la Presidencia de la República), que se logro obtenerlas por medio de la Negociación, producto de la Gran Capacidad Militar del FMLN, cuando libró esa Guerra Revolucionaria que se libró en nuestro país, acuerdo logrado en la Negociación con Los Acuerdos de Paz. Estas Frecuencias fueron logradas, con los duros sacrificios de muchas compañeras y compañeros, que murieron por ese objetivo. Actualmente me duele vivirlo, pues esas Frecuencias no son solo eso, Frecuencias. Esas Frecuencias fueron entregadas al FMLN, para que las utilizara para su Justa Lucha Transformadora de nuestra sociedad.
ResponderEliminar¿Y ahora como las recuperaremos?
La labor de transformación de nuestro país no ha terminado. Los Cambios deben continuar profundizándose y eso lo debe hacer la misma población.
Les parecerá ridícula esta historia:
A MI, ME FUE OFRECIDA LA VENTA DE LA RADIO FARABUNDO MARTÍ --LA DOBLE F-- CON TODO Y SUS EQUIPOS POR $3,000,000 (TRES MILLONES DE DOLARES).
¿COMO CREEN QUE ME SENTÍ CUANDO ME HICIERON ESA OFERTA?
¡Realmente Los Cambios Deben Continuar!
Hoy estuve en la montañona y conoci el lugar donde trasmitia la radio acampe en ese lugar escuchando anecdotas
ResponderEliminarTe acuerdas del compañero carmelo, tienes algo que contarme de él?
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